El origen de las ojeras puede ser por diferentes razones. El actual ritmo de vida, el estrés, la falta de descanso, nuestra genética, desórdenes alimenticios,  por problemas de riñón o tiroides y por supuesto el paso del tiempo. Las ojeras y bolsas también pueden aparecer esporádicamente, debido a una simple cuestión cutánea, al estar muy cansados, las venas se hinchan y se resaltan en relación con el resto de la piel. En general la aparición está asociada a causas físicas pero también ambientales. Las sufren por igual hombres y mujeres.

Las ojeras son una hiperpigmentación del contorno periocular, en ocasiones, pueden presentar alteraciones del color en tono grisáceo, azulado o rojizo. Cuando éstas son de color azulado es porque los vasos sanguíneos están dilatados debajo de los ojos.
Se ubican en la parte donde la piel es más sensible (bajo los ojos y en el contorno de éstos), las venas se transparentan más bajo esta área.
Las ojeras aparecen dependiendo de la pigmentación y del grosor de la piel que cada persona posea. La piel de los párpados de arriba y de abajo va perdiendo su elasticidad a medida que transcurren los años, y eso hace que aparezcan arrugas, manchas, flacidez en la piel e incluso la protrusión de las bolsas de grasa en los párpados inferiores.

En el caso de las bolsas perioculares se trata de un abultamiento bajo o sobre los ojos que son provocados mayormente por la perdida de tono muscular generando flacidez, también por el exceso de grasa acumulada bajo el ojo.
Si estas bolsas aparecen y desaparecen de forma intermitente estaríamos hablando de una composición edematosa (liquida) y el pronóstico suele ser mejor que cuando están compuestas de tejido graso.
En muchas ocasiones estamos ante un problema hereditario, donde la genética familiar juega un papel predisponente.

• Hiperpigmentaciones perioculares
• Arrugas perioculares y patas de gallo.
• Laxitud de la piel en parpados inferiores y superior.
• Bolsas edematosas (exceso de líquidos).
• Bolsas grasas (contenido de tejido graso).